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Exuvia

Manual de animación corporativa para su estandarización física.

La obsolescencia del mundo digital amenaza las obras originales y se desvanecen en un recuerdo/sentimiento. La estandarización de lo perturbable temporal, así como la animación de una identidad y sus posibles respuestas sensoriales.

Vol.1

Investigación teórico y práctico en dos volúmenes. Consta de una primera fase de desarrollo dónde se desmonta y se analiza de forma cualitativa el concepto de obsolescencia en el mundo digital y la actual tendencia al avance destructivo tecnológico sin analizar consecuencias. Desmontamos la obsolescencia desde sus raíces más primitivas hasta sus distintas variantes futuras, analizando su definición, precedentes, tipología y escenario de actuación, aptitudes reactivas y proactivas. La segunda fase teórica se aplica a la obsolescencia digital en el arte contemporáneo asistido por computadora en un medio actual, concretando en la teorización de arte y mostrando desenlaces con pérdidas de metadatos dando protagonismo al apartado corporativo.

Vol.2

El segundo volumen es la solución resultante del primer volumen. La réplica de obras asimilando su pérdida original para tratar de erradicar la corrupción de datos futuros. Creando una red de normativas proporcionales de acciones y tiempo en un sistema estándar para su representación física unido a un manual de identidad corporativa con el añadido de una restrictiva pero intuitiva interpretación de gráficos vectoriales animados.

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Igual que un recuerdo, nuestros archivos tienen un principio, un desarrollo y un final. La obsolescencia digital amenaza las creaciones y almacenaje superfluo, si no se trata de poner una solución solo nos quedar resignarnos a su desaparición.

Desde un archivo catastral en un remoto pueblo dentro del disco duro portátil en la biblioteca local, a una obra maestra del mundo contemporáneo en una plataforma web interactiva. La obsolescencia digital está presente desde antes de su propia creación y podemos poner una solución previa con distintos enlaces o empresas de mantenimiento de los propios metadatos, una actitud proactiva, dedicada a grandes almacenamientos de datos de un importante calibre y peligro de perdida, la actitud proactiva trata de atrasar un año más la obsolescencia digital desde la pre-creación del archivo original, por lo que debe estar presente antes de su desarrollo. Por lo general cuando aparece en un informe la palabra obsolescencia digital ya no hay vuelta atrás, ya que durante la creación de esos metadatos no se pensó en un mantenimiento y elegimos por lo tanto una actitud reactiva.

Si tu opción fue la actitud proactiva deja de leer, descansa tu mente, eres tan previsor que te lo mereces. Si no pensaste en nada, la actitud reactiva seguramente te eligió y estarás pensando en la rentabilidad de salvar tus metadatos.

Pero si pensamos por un momento en los archivos más perdidos, tan delicados que se pueden quedar obsoletos en su propio desarrollo, tendremos que hablar de los archivos audiovisuales, multimedia o animados en softwares específicos. Si tenemos que hablar de un tesoro debemos tener cerrado, ya que nadie quiere que indaguen en su tesoro, pero siempre deberemos tenerlo a la vista para lucirlo a la vez que sabemos que está seguro, si hablamos de un tesoro creativo tendremos que hablar de imagen corporativa. Las dos aptitudes, tanto proactiva para la imagen corporativa, cómo la reactiva para lo audiovisual.

Los logotipos siempre han tratado de adaptarse para estar a la vanguardia estética y funcional con pequeñas variantes tras años de uso, en la década de lo animado, de lo fugaz, que un segundo vale oro y se paga a precio de platino, las empresas corporativistas no se van a quedar atrás. Cuando los neones en los años 30 se alzaron a cualquier moda, las marcas también adaptaron sus logotipos a estos neones llenos de brillo y color, dotando de movimiento a estas luces que te atrapaban en una lúgubre calle o anunciando un establecimiento. Hoy, en 2021, no es diferente a esas luces bombardeando calles nocturnas que trastocan los horarios de cualquier persona lúcida simulando una luz diurna en la cerrada noche, hoy ese bombardeo capitalista pasa por nuestras retinas en pequeños dispositivos interactivos con logotipos animado, reclamando lo que es suyo, ¡click!, ¡Me gusta!, ¡UN GUARDADO! Cualquier cosa será válida con tal de estar en la vanguardia, pero convertir la noche en día tiene un precio.

¿Es factible unir una actitud proactiva con una actitud reactiva en un archivo digital?

No, nada corporativo debe ser susceptible a la obsolescencia digital, es decir, que no se debe avanzar para retroceder dos pasos en un futuro, porque en el momento que la obsolescencia digital te alcance todos tus competidores mercantiles te pasarán por encima.

Los nuevos medios de comunicación y las vanguardias tecnológicas ya están aquí, las sensaciones de animaciones corporativas expresadas en dispositivos interactivos ya es un presente, pero la inmensa mayoría eligió la precipitación al estudio. Las creaciones sensoriales de movimiento animados corporativos se encuentran a pocos pasos de desaparecer en una obsolescencia digital.

Convertir la actitud reactiva en proactiva es imposible, si no somos poseedores de un DeLorean dmc-12, pero una estandarización de movimientos para adaptarse a lo imperturbable de un manual de identidad corporativa es la solución para mitigar los efectos de la obsolescencia digital.

El resumen del resumen sería que el futuro ya presente de las imágenes corporativas es la interacción con el usuario a través de movimientos previamente estudiados para transmitir valores corporativos a través de estos, pero como cualquier archivo digital es susceptible a la obsolescencia digital, estos al ser archivos corporativos no se pueden permitir su pérdida o variación ya que siempre están en continua evolución. La solución es la incorporación de estos movimientos en el Manual de identidad corporativa para su replica en caso de ser necesario o su estudio para futuras variantes.

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